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lunes, 6 de abril de 2020

El Río, núm. 32

Revista de el centro de estudios sobre la universidad UABC, Revista de historia regional de Mexicali y su valle Año IX , núm. 32, abril-junio de 2016, dejó la editorial que viene en la revista y el enlace a la misma.

Trabajo de superación
 
Mexicali nació a principios del siglo veinte en un desierto inhóspito. Con escasa lluvia, el valle contaba con poca vegetación, de no ser junto a los márgenes del caudaloso Río Colorado y los lugares bajos que este inundaba en temporadas de verano. El clima era extremoso, con veranos particularmente largos e inviernos intensamente fríos. Los nativos del lugar fueron indios cucapá, una tribu primitiva y seminómada, que si bien practicaban la agricultura, lo hacía solo como complemento de su alimentación. 
 
La introducción de agua al Valle Imperial en junio de 1901, proveniente del Río Colorado, a través del Canal del Álamo, reveló la fertilidad de los suelos del inmenso y plano desierto. La agricultura de riego creció rápidamente al norte de la línea divisoria, alentada por el reparto casi gratuito de la tierra, solo condicionada al cultivo continuo por un número de años y la compra de un permiso de riego, y la llegada de colonos de todas partes de Estados Unidos.

La empresa que emprendió el desarrollo de ambos lados de la frontera fue la California Development Company, fundada en 1896 y con oficinas en Caléxico. El arranque de la agricultura requirió de compuertas, del desmonte y nivelación de suelos y otras formas de infraestructura, como canales para la distribución de agua y caminos de acceso. No menos importante para el desarrollo agrícola fue la creación de un ramal del Ferrocarril del Sur Pacífico, desde el norte del Valle Imperial hasta la frontera y luego de Mexicali hasta Los Algodones, mismo que fue terminado en 1909. Para entonces, la adquisición de la tierra en el valle de Mexicali se hizo difícil por el monopolio de la Colorado River Land Company. 

Además de colonos, se requirió del trabajo de muchas personas más. No obstante su aislamiento, Mexicali comenzó a poblarse con personas de otras partes del entonces Distrito Norte de la Baja California y de estados circunvecinos, incluyendo del sur de Estados Unidos. Las oportunidades de empleo mejor remunerado y la convicción de cultivar la tierra atrajeron a muchos, a pesar de las agotadoras faenas.

El trabajo tampoco estuvo circunscrito al campo. La necesidad de alojamiento, así como de la alimentación, vestimenta y otros servicios dio lugar a edificación de ciudades. Donde hospedar a la gente que llegaba de fuera debió motivar la creación de hoteles y cuartos de renta. La necesidad de esparcimiento además de la actitud puritana de algunos desarrolladores del Valle Imperial debió fomentar la creación de cantinas, casas de tolerancia y de juego en Mexicali.

La gente que pobló el desierto no pudo venir solo a sobrevivir. De hecho, la gente vino a trabajar a pesar de muchos obstáculos. Sus expectativas deben haber sido de superación económica personal y eventualmente también de sus familias. Aunque la creación de riqueza fue paulatina, los ingresos no solo se destinaron al consumo y el bienestar, sino a la adquisición de maquinaria y equipo para mejorar sus esquemas de producción. 
Sergio Noriega Verdugo
 
 

 

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