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domingo, 1 de abril de 2018

Haciendo historia regional. Consideraciones metodológicas y teóricas.

Publicado en el Instituto de Estudios Histórico-Sociales «Prof. Juan Carlos Grosso» (Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires, Argentina), vol. 2, 1987 , PP. 255-281, por Eric Van Young, dejo el resumen y el enlace al articulo.
 
Resumen: Si se lee profundamente en la reciente literatura sobre la historia regional mexicana, se descubre rápidamente un hecho interesante: las regiones son como el amor -son difíciles de describir, pero las conocemos cuando las vemos. ¿Por qué falta una definición sistemática de un concepto tan central para el trabajo histórico sobre México y América Latina en su conjunto, cuando estamos preparados para luchar hasta la muerte sobre ciertas construcciones teóricas, como feudalismo, dependencia y clase social? Yo sugeriría que la razón es suficientemente clara: la mayoría de nosotros piensa que ya sabe lo que es una región: es el área que estamos estudiando en este momento. En la práctica ésta se remite frecuentemente a una ciudad o pueblo con su espacio circundante. La serie de defi-niciones informales, de larga data, sobre las regiones mexicanas nos es bastante familiar. Algunas son conocidas por el nombre de su ciudad capital -por ejemplo, la región de Puebla, de Guadalajara- mientras otras son designadas por ciertos términos generales no ligados a una ciudad específica -el Bajío, la Huasteca, el Noroeste, la región azucarera de More-los, etc. Este uso habitual contiene una estructura implí-cita de categorías a las que me referiré al menos parcialmente más adelante. El punto básico es que, con estas imágenes simples de espacio polarizado y no polarizado, ya poseemos los elementos de definición del concepto de región, prestados de la teoría del emplazamiento central tal como fue desarrollada por la geografía económica.
 
 
 

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