Buscar este blog

viernes, 2 de septiembre de 2022

El Río, núm. 38

Revista de historia regional de Mexicali y su valle No. 38

Dejó la editorial que viene en la revista y el enlace a la misma.

Disuelta la Unión Soviética en 1992 en la Comunidad de Estados Independientes, la conformación de la nueva Rusia y de los países que la rodean no aparece que haya llegado a su final. En años recientes la toma de la península de Crimea, junto al Mar Negro, y las incursiones militares por parte de Rusia en Ucrania, nos habla no solo del malestar e incertidumbre de sus habitantes, sino de la rivalidad política que subsiste, aun terminada la guerra fría y preside sobre ellos.En la actualidad, pero en un plano más ordenado y respetuoso, se encuentra el Reino Unido, que después de un plebiscito nacional, se dispuso a abandonar la Unión Europea, después de 44 años de haber disfrutado de las bondades que aún le rinde la integración económica con el resto de los 27 países miembros. El drama de esta encrucijada vigente al día de hoy busca afanosamente un acuerdo satisfactorio para el divorcio. Y por si este malestar no fuera suficiente para Europa, se encuentra vigente la pasión entre las multitudes de Cataluña por separarse de España y hacerse independiente muy a pesar de sus vecinos. Cualquiera que sea el país de que se trate, la unión de sus habitantes no es algo que se pueda lograrse mediante decretos de la autoridad. El mundo ya tiene muchos problemas que debe resol-ver, no puede ser que las naciones estén a punto de desintegrarse por las inconformidades de sus ciudadanos, al menos que no haya una causa común que reconozca sus aspiraciones genuinas y los anime a trabajar juntos en torno a sus ideales.Vivimos tiempos de cambio es cierto. El cambio tecnológico es uno de los principales que transforma nuestro entorno y hace posible la globalización y pone a prueba nuestros valores, incluyendo el de la soberanía nacional. Aunque son muchas las ventajas de un mundo más comunicado, existe el peligro de perder nuestro lugar si no estamos a la altura de un dialogo con los demás pueblos de la tierra. Debemos ser capaces de hablar y escuchar a propios y extraños. Para lograrlo podemos comenzar con nosotros mismos.Es importante conocernos mejor. Tener una actitud responsable de hablar con la verdad y estar dispuestos a recibir críticas. Poder plantear nuestros problemas para analizarlos mejor y a fondo poder examinar nuestros errores. No debemos esperar que las soluciones vengan solas si no tenemos ni siquiera la voluntad de buscarlas entre nosotros mismos.Un camino que debemos seguir explorando es el de nuestra joven historia regional. La historia de nuestros antepasados, que, aunque pueda ser no tan gloriosa y trascendente como otras, es a la que nos pertenece y en la que podemos aprender de nosotros mismos. Además, viendo hacia adelante nos queda mucho por descubrir. Nuestra sociedad tiene la esperanza de mejorar, hagámosla mejor conociendo nuestra historia y su significado para los tiempos presentes.



No hay comentarios.:

Publicar un comentario