Resumen: El artículo pretende destacar que el norte fue esencial en el desarrollo de la Revolución, pero no se trató de un norte unificado. Por el contrario, hubo profundas diferencias entre los grupos que se formaron y los principales conflictos fueron entre norteños. Las élites regionales desempeñaron un papel destacado en ello y a pesar de algunos momentos de cierta confluencia, fueron las pugnas entre los grupos más poderosos las que determinaron el rumbo del movimiento armado y de ellos surgieron los forjadores del nuevo Estado. De igual manera, señalamos que la relación con el oeste de Estados Unidos fue de varias dimensiones. Como proveedor de armas, aspecto muy destacado ya, pero también como mercado para los productos y por tanto como ingreso para el sostenimiento de las tropas. Dicha región del vecino del norte, se encontraba en proceso de crecimiento poblacional y con pugnas muy fuertes entre algunas entidades. Entre otros temas, la discusión acerca de una posible expansión territorial sobre territorio de México y en particular sobre la península de Baja California. Las dos invasiones estadounidenses a nuestro país, 1914 y 1916-1917, dieron un sesgo nacionalista al proceso revolucionario.
Publicado en Vol. 60, Núm. 2 (238) octubre-diciembre 201, historia Mexicana revista de el Colegio de México.
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