Resumen: Este texto aborda el proceso de reconstrucción nacional que
debió erigir el nuevo contrato social sobre las ruinas dejadas por la
Revolución Mexicana, particularmente en el noroeste del país. Tanto la
estructura urbana del territorio como la conformación interna de los
núcleos de población de principios del siglo XXI se explican en buena
medida en virtud de los procesos desatados a raíz de la gesta
revolucionaria. Bajo el impulso de las nuevas políticas económicas,
sociales y culturales surgieron nuevos asentamientos, otros se
consolidaron y la inmensa mayoría sufrieron cambios sustanciales. Sobre
todo, en este periodo se establecieron las ciudades de los valles
agrícolas y distritos de riego. La idea guía de las reflexiones supone
que los regímenes derivados de la Revolución plasmaron en la región, las
ciudades y la arquitectura el sistema de símbolos identificado con la
ideología de la clase política emergente, el cual transmite nuevos
significados al espacio construido. Es un proceso de modificación de
significados, de simbolización acorde con los nuevos valores sociales,
donde la arquitectura y el urbanismo juegan el papel de dar forma a la
experiencia revolucionaria mediante la obtención de simbolismos
creadores.
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