Uno de los mitos fundacionales de la sociedad mexicalense es aquel que recrea la apertura de canales de irrigación y de obras de infraestructura hidráulica que convirtieron un desolado páramo en un vergel. Obras con las que hombres enérgicos desafiaron las inclemencias de un clima extremoso para hacer florecer un desierto. Y es a partir de entonces que se elaboró una leyenda acerca de individuos recios que no cejaron ante adversidades atmosféricas que ponían a prueba la resistencia y capacidad transformadora del ser humano.
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