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jueves, 9 de mayo de 2019

El Río, núm. 7

Revista de el centro de estudios sobre la universidad UABC,  Año III, núm. 7, enero-marzo de 2010, dejo la editorial que viene en la revista y el enlace a la misma.

Historia a partir del presente 

Entender el pasado nos conmina a buscar y documentar lo ocurrido, y también a interpretarlo. Estas dos tareas debemos realizarlas si es que pretendemos ser considerados historiadores. No   basta la recopilación de datos, por importantes que puedan ser, si no hay también un esfuerzo por explicar los hechos y cómo estos deben ser considerados.

La historia es más que la narración de acontecimientos secuenciados en orden cronológico. La selección de estos debe estar razonada. ¿Qué nos dicen los hechos? ¿Qué los hace importantes? ¿Cuál es la relevancia de dicha información? Todas estas preguntas deben ser abordadas en cualquier esfuerzo de escribir historia.

Aún en esos casos en los que parece que los sucesos hablan por sí mismos, contar la historia normalmente requiere de una selección de lo que es relevante, v ello implica aplicar el criterio de quien selecciona. Puede ser que seamos inconscientes de los juicios que empleamos (por ejemplo, cuando nos proponemos escribir la historia regional) porque nos parece de sentido común, o tal vez porque creemos que todos los demás comparten nuestra interpretación. Pero nuestros lectores podrán disentir, ese es su derecho.

Por otro lado, no es malo usar el criterio de quien escribe. Malo podría ser no darse cuenta de cuál es el de uno propio. Las apreciaciones empleadas pueden ser numerosas v podrían reflejar cosas diferentes. Por un lado, está la información de que disponemos; por otro, nuestros valores, v qué decir de nuestra educación Y de nuestra capacidad de relacionar las cosas ocurridas.

Una cosa es admitir nuestro propio criterio v manifestarlo al lector o a los oyentes de nuestra interpretación de la historia. Otra es dejarlo oculto. Puede resultar muy cómodo escribir la historia como una relación de hechos que nada tiene que ver con nosotros. Es posible que pensemos que la historia es una y que lo nuestro es aparte. Pero la verdad es que ambos estamos intrínsicamente relacionados. Ahora, también puede ser que no queramos contaminar los hechos con nuestras preferencias o prejuicios. Ello implica una decisión que debamos abordar de manera consciente v responsable.

Para ubicarnos en el momento actual, consideremos la oportunidad que tenemos enfrente: los aniversarios de la Independencia v de la Revolución de México en el año de 2010 nos invitan a participar en su historia. Participar en ello requiere, además de recopilar datos, también de interpretarlos. Para efectos de una interpretación adecuada, debemos estar conscientes de que la historia se hace a partir del presente. Es decir, son los tiempos que vivimos los que dan color y matizan nuestra concepción de lo ocurrido.

Ligar el pasado con el presente nos lleva a pensar del rumbo que sigue nuestro país. Y es que hacer esta ligadura nos obliga a reflexionar sobre cómo somos Y cómo hemos llegado hasta aquí. Un problema que habremos de confrontar tiene que ver con la crisis por la que atravesamos. El malestar que ella provoca seguramente nos llevará a explicar nuestra historia, para bien o para mal. 

Sergio Noriega Verdugo




 









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