Identidad e historia nacional
Resulta particularmente interesante, en este año que conmemoramos los aniversarios de la Independencia de México y de la Revolución, las diferentes actitudes de los mexicanos ante la historia de su país. El gobierno por su parte hace lo posible porque todos estemos enterados del pasado y orgullosos de ser mexicanos. Los historiadores hacen un esfuerzo por compenetrarse en algunos acontecimientos o pasajes menos conocidos, conminándonos a todos a ocuparnos de lo que a su parecer es fundamental. Una parte de las clases alta y media se disponen a comprar algún libro con el ánimo de leerlo y estar enterados. Los jóvenes, por lo general, aceptan celebrar pasivamente lo que las autoridades académicas ordenan.
Los inconformes critican, los intelectuales cuestionan, pero el grueso de la población no parece entusiasmarse con las vidas que llevaron sus antepasados, su trascendencia, ni particularmente con los acontecimientos que ahora conmemoramos. Esta situación nos invita a reflexionar sobre nuestras inquietudes y nuestras esperanzas como mexicanos. ¿Qué es relevante para los mexicanos de ahora?
Muchas pueden ser las razones por el poco interés que se manifiesta en la historia de la nación. No podemos hacer a un lado las condiciones económicas por las que atravesamos, la recesión internacional ha debilitado a la economía del país, aumentando el desempleo, y reduciendo el ingreso real del grueso de la población. Aunado a ello, es muy probable que la desigualdad del ingreso se esté agudizando por la falta de inversión productiva y por la ausencia de nuevas empresas. Este aspecto por sí solo disminuye la cohesión social. Ante el malestar económico, la historia puede parecer irrelevante.
Ligado a lo anterior está el proceso de la globalización. Simplemente el México del siglo XXIes diferente al que prevaleció en la mayor parte del siglo XX. En aquel entonces el nacionalismo jugaba un papel mucho más importante en las prioridades del pueblo y de su gobierno. Ahora que nos encontramos inmersos en la comunicación satelital, donde los acontecimientos del mundo entero compiten por la atención con el que prestamos a los nuestros, nuestro criterio se ha visto obligado a cambiar. Ahora que el comercio internacional de México es tan importante para nuestro bienestar, la visión del exterior no puede ser la misma que antes.
Mucho se ha criticado el que en las escuelas no se enseña suficiente civismo. Habrá que ver si este sacrificio se ha visto compensado con otros elementos que ayudan en el desenvolvimiento de nuestra juventud.
Para que la historia patria cobre mayor relevancia, sobre todo entre las nuevas generaciones de mexicanos, tendrá que ser pertinente a todos y a sus aspiraciones de cómo vivir mejor. Los mexicanos necesitamos creer en nosotros mismos y forjar el camino conducente. México no sólo debe ser un país con historia, debe ser una nación con futuro.
Sergio Noriega Verdugo
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