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jueves, 22 de agosto de 2019

El Río, núm. 17

Revista de el centro de estudios sobre la universidad UABC, Revista de historia regional de Mexicali y su valleAño V, núm. 17, julio-septiembre de 2012, dejo la editorial que viene en la revista y el enlace a la misma.

El Río es una publicación trimestral de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. en coedición con la Universidad Autónoma de Baja California para la divulgación histórica regional sobre el municipio de Mexicali, Baja California, México.

Nuestra historia regional y su contexto

La historia del hombre es una invitación para conocernos mejor. Es un intento de trazar la evolución de la humanidad. Es una forma de enterarnos cómo las personas de otros tiempos y latitudes enfrentaron sus problemas para sobrevivir y progresar. Desde aquellos pueblos que vivieron en la Mesopotamia, entre los ríos Tigris y Éufrates (donde hoy se encuentra Irak), unos tres mil años antes de que iniciara el calendario cristiano, hasta el pasado reciente. Desde luego, el recorrido del hombre es mucho más largo, ya que la historia comienza después del invento de la escritura. Por ahora no es necesario asomarse a la prehistoria, baste considerar los escritos de los antiguos y las interpretaciones de los modernos sobre los pueblos del pasado.

Nos conoceremos mejor si hacemos un recorrido a través de lo que vino a llamarse la Creciente Fértil, donde actualmente se encuentran los países de Palestina, Israel, Líbano, Jordania, Siria e Irak. Pues fue allá en la antigua Sumeria, donde los caldeos iniciaron la escritura, llamada cuneiforme. Con símbolos en forma de cuña y en tabletas de barro procedieron con la comunicación escrita para beneficio no solo de su región, sino para nuestra generación y las que vendrán en el futuro.

Gracias a ello sabemos que los asiriocaldeos fueron agricultores y este importante avance se dio por medio de la irrigación. Pues durante varios siglos ellos crearon canales, compuertas y reservorios para manejar el agua de sus ríos y poder alcanzar un mayor nivel de producción. Así que el desarrollo agrícola del valle de Mexicali cuenta con antecedentes históricos, que no debiéramos descartar por el solo hecho de ser remotos, porque pueden servirnos para aquilatar las modalidades de nuestro progreso.

Por nuestras limitaciones y la extensa experiencia humana, preferimos, como es natural, la historia regional a la universal. Algunas razones de ello son obvias. La historia de nuestra región es testimonio viviente de lo que somos: un pueblo de inmigrantes surgido del desierto gracias a la introducción de agua del Río Colorado. Un caso de buena vecindad en la frontera de México con Estados Unidos. Una capital de un estado federativo, joven, en busca de modernidad e identidad. Con apenas un siglo de memoria, la historia de nuestra región parece adecuarse bien a nuestro interés por el pasado.

La historia regional, a través de fotografías, nos proporciona un contraste visual entre lo que fue y lo que ahora es nuestra ciudad. Con los viejos planos del pueblo de Mexicali podemos apreciar los primeros trazos de las calles y avenidas, el cambio de nomenclatura de sus vías, y extensión. También podemos constatar su crecimiento y sentirnos satisfechos de la transformación de nuestro entorno.

Pero para conocernos mejor se requiere de esfuerzos adicionales. No basta conocer la cronología de eventos sino conocer más de cerca a sus protagonistas. Y los más viejos de ellos vinieron de otros lugares. Norteamericanos, chinos, japoneses e hindúes para mencionar los “extranjeros” más notorios. La mayoría de los viejos residentes de Mexicali llegaron aquí de otras entidades, como Baja California Sur y Sonora. Por lo tanto, no debemos aislar a Mexicali del contexto al que pertenece, ni cercenar lo próximo e inmediato de lo remoto.
Sergio Noriega Verdugo 






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