HISTORIA DE BAJA CALIFORNIA
Detalles: No ha existido hasta hoy una historia de la Baja California que dé una idea más o menos completa del proceso del desenvolvimiento político, social y económico de aquella península. Las numerosas obras que sobre esto tratan, se presentan fraccionarias y llenas de inexactitudes o puntos dudosos. No hay un texto de consulta que sirva en las escuelas a maestros y alumnos. De ahí el interés que he sustentado durante muchos años por crear algo que viniera a llenar esta necesidad. A tal fin he procurado revisar todo o la mayor parte de lo hasta hoy escrito, para analizar, aclarar o rectificar lo que cada autor presenta. Después de esto he examinado los archivos nacionales y tomado día a día valiosas notas, para hacer luz en la obscuridad de nuestra historia regional.
Quienes más han contribuido a facilitar esta tarea han sido los jesuitas, con los numerosos escritos que sobre el particular han dejado y con los que producen aún en la época contemporánea; sin embargo. Las obras de estos religiosos se constriñen fundamentalmente a la actuación de su Orden y tienen siempre carácter panegirista, lo cual ocasiona muchas veces desviaciones hacia rumbos poco interesantes, que restan valiosos detalles a las narraciones, con vista a no incurrir en tal defecto debo confesar aquí, de una vez por todas y para no incluir en el texto a cada paso, párrafos de tinte elogioso, que, sin ser dogmático, soy un admirador de la obra de los jesuitas en la Baja California, que me pasma ver los restos de lo que ellos allá realizaron y el considerar los indescriptibles esfuerzos personales que hicieron para asentar su planta en la península y para transmitir loa rudimentos de la civilización a los indios, aunque éstos lo perdieron todo con la conquista pues las epidemias que los blancos les llevaron acabaran con ellos.
La autoridad máxima en la materia ha sido Francisco Javier Clavijero, hasta hace pocos años. Por él tenemos relación bastante precisa del periodo jesuita. Cuando leemos su historia de la península nos imaginamos al religioso pegado día y noche a los manuscritos, para dar forma a su trabajo, pero no hay tal. La historia de su historia es la siguiente: entre los jesuitas expulsados figuraban los PP. Lucas Ventura y Miguel del Barco, que habían vivido allá por muchos años y quienes se encontraron en Europa recién publicada la “Noticia de la California” del P. Miguel Venegas, primera historia escrita sobre aquella tierra; y habiendo localizado en ella numerosos errores, se propusieron hacer las rectificaciones del caso. Para ello redactaron otra obra que llamaron “Rectificaciones y adiciones a la Noticia de la California”, la que existe hasta hoy inédita en la Biblioteca “Emmanuele” de Roma, en dos tomos; y es en ella donde campea auténtica historia de la península ya que sus autores sabían de veras lo que allá había pasado en la etapa jesuítica y el cómo y el cuándo de cada detalle. Así, decían: “en este capítulo hay tal error esto debe cambiarse de esta manera” y escribían textualmente lo que debía acomodarse en su lugar. En otros casos indicaban la supresión de capítulos enteros y los sustituían en forma apropiada. Clavijero cogió las dos obras e hizo una síntesis. Esto no quiere decir que no merezca reconocimiento lo que Clavijero produjo; pero a mi parecer lo mejor hubiera sido publicar la obra de Venegas con los cambios e intercalaciones propuestas por Ventura y del Barco.
Los franciscanos, en el corto lapso de su estancia en la Baja California algo dejaron escrito; los dominicos, en cambio, no contribuyeron con algo que pueda llamarse sistemático y detallado sobre su actuación. El P. Luis Sales nos da en “Tres cartas de un predicador” noticias generales de la tierra, mas nada que sea bastante explicito acerca de lo hecho por su Orden desde su entrada en ella. Esto, en cuanto a los autores de ayer. Por lo que se refiere a los actuales o modernos, debo hacer constar que:
Una contribución documentada sobre los trabajos misionales de la compañía de Jesús es la que contiene el libro titulado “Black in Lower California”, del jesuita norteamericano Peter Master Dunne, Profesor de Historia de la Universidad de California, libro publicado en 1952 y que supera a todo lo existente acerca del asunto.
De gran auxilio me ha sido, también, el meritorio trabajo denominado “The Missions and Missionaries”, del religioso Fr. Zephyrin Engelhardt, segunda edición, 929. En iguales términos debo presenta mi reconocimiento al material contenido en “The dominican frontier in Lower California”, de Peveril Meigs, 1935.
Mucho me han servido en mi tarea las obras de Herbert H. Bancroft, las que me han ofrecido numerosos datos que atañen a la Baja California, como disposiciones que se expedían para ser observadas en ambas Californias, así como una que otra nota biográfica sobre tal o cual personaje, todo basado en documentos que en cada caso se citan.
En el Archivo General de la Nación he registrado más de 80 tomos de manuscritos clasificados bajo el rubro “Californias”, amén de otros muchos de otras secciones, como: “Provincias Internas”, “Historia”, “Justicia”, “Justicia Eclesiástica” y 2Relaciones Exteriores”. También he espulgado el Archivo del Museo Nacional, el de la Biblioteca Nacional, el de la Defensa Nacional, el de La Paz y el de Mexicali, así como periódicos y revistas nacionales y extranjeras.
Mi gran deseo de servir a la tierra que me vio nacer ha impuesto el deber de hacer una exposición fehaciente de la historia peninsular, de acuerdo con las constancias documentales recopiladas, sin dejarme arrastrar por prejuicios o pasiones personales; pero sin reguir, tampoco, ninguno de los temas que son de algún interés para el mejor conocimiento de los hombres y de las situaciones. Esto lo digo a propósito de las personas que aun viven y que son mencionadas en las páginas de este trabajo.
Aunque mi plan original ha sido tratar de la historia de Baja California como una unidad, en la parte final hago una separación de la que corresponde al Norte, a partir de su erección como Distrito.
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