Revista de el centro de estudios sobre la universidad UABC, Revista de historia regional de Mexicali y su valle Año VII , núm. 25, julio-septiembre de 2014, dejó la editorial que viene en la revista y el enlace a la misma.
El Río es una publicación trimestral de la Sociedad de Historia “Centenario de Mexicali” A.C. en coedición con la Universidad Autónoma de Baja California para la divulgación histórica regional sobre el municipio de Mexicali, Baja California, México.
Geografía e historia
Hurgar en el pasado obedece más
que a la nostalgia, también es manifiesto del querer conocer más sobre nuestra
identidad. Y esta búsqueda que encierra nuestra historia es además un reflejo
de querer saber no solo quiénes somos sino el porqué de o qué somos. Sabemos
que la humanidad tiene razas y culturas distintas que ayudan a explicar la
conducta de pueblos diversos, la nuestra tiene lo suyo. Pero no es solo por
cuestiones de geografía que los pueblos del mundo sean diferentes, sino también
porque el tiempo nos cambia a todos de maneras diferentes. Preguntarnos de dónde
venimos y qué nos ha pasado en el devenir histórico responde a cómo se ha
conformado nuestra cultura. De ahí que nos parece aconsejable asomarnos a las
diferencias étnicas, de idiomas, credos religiosos, costumbres y el cambio
social.
Nuestro pueblo nació en el
desierto, aislado del resto del mundo. Debido a la adversidad de su clima y a
la falta de infraestructura hizo de nuestros primeros agricultores trabajadores
perseverantes y ambiciosos. A la geografía también debemos que Mexicali sea un
pueblo joven, de poca historia. Sin embargo, sus pioneros no solo abrieron las
tierras de cultivo, luchando contra los elementos, sino sobrevivieron y fueron
capaces de crear un patrimonio para sus hijos.
Por otra parte, la misma
geografía nos bendijo con el Río Colorado. Sus caudalosas aguas y sus
milenarias inundaciones depositaron el limo y arcilla que hizo del delta del
Río Colorado una tierra fértil. Sus prodigiosas aguas nos han permitido saciar
la sed de incontables bocas y plantas que hacen nuestra vida posible.
Aún más la geografía y la
historia se han confabulado para hacer de este lugar una frontera. Después de
la guerra entre 1846 y 47 con Estados Unidos, en la que México perdió los
territorios de Texas, Nuevo México, y la Alta California, se firmó el Tratado
de Guadalupe Hidalgo el 2 de febrero de 1848, mismo que delimitó nuestra
frontera, tomando como referencia la confluencia del Río Gila con el Colorado.
Desde un principio, la frontera
ha influido sobre los que aquí vivimos. Como toda frontera denota un límite
sobre lo que podemos llamar nuestro y lo que corresponde ajenos. Pero este
límite va más allá de lo inmediato, pues se trata de los confines de la patria,
e involucra a dos naciones enteras. Esto hace que la delimitación geográfica
rebase una situación de vecinos y se convierta en la competencia de dos gobiernos
federales, con sus respectivas sedes curiosamente alejados de la propia
frontera.
Primero se creó la frontera y después
se formó el pueblo. Por ello, su
influencia, a pesar de lo cambiante, nunca ha dejado de existir. La frontera es
una característica esencial de quiénes somos. La frontera esta inserta en
nuestra acta bautismal. La historia de Baja California está intrínsecamente ligada
a esta característica geográfica. Una
muestra de ello fue la introducción de aguas del Río Colorado al Valle
Imperial, que dio inicio a Mexicali.
La frontera dio principio al
comercio regional y estrechó los lazos de las comunidades. La complementación
era lógica entre un país desarrollado y otro con aspiraciones de serlo.
Sergio Noriega Verdugo
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