Revista de el centro de estudios sobre la universidad UABC, Revista de historia regional de Mexicali y su valle núm. 34, dejó la editorial que viene en la revista y el enlace a la misma.
La utilidad de la historia
¿Por que acudir a la historia? Porque es la narrativa del hombre, ¿acaso hay algo más interesante o relevante?
¿Pero de qué clase de historia hablamos? ¿De historia de México? ¿De historia del México contemporáneo? ¿De historia regional?
La historia es interesante. Desde luego nos habla de guerras y hechos heroicos, de patriotas y traidores, de invasiones y rebeliones. Nos habla del hombre conflictivo, pero también del soñador, del justo, del comprometido de ser independiente y vivir en paz. Nos dice del talento, de personas brillantes, imaginativas e innovadoras. La historia no solo nos dice de lo que el hombre ha sido capaz de hacer en el pasado, sino también plantea de lo que podemos hacer en el futuro.
La historia es necesaria, pues de que otra forma podemos aquilatar nuestra existencia. ¿Cómo podemos hablar de moral?, al menos que nos sujetemos al juicio que imparte la historia de la nuestra y de otras civilizaciones. ¿En dónde queda el progreso, si nos privamos de la perspectiva histórica?
Pero si en lugar de hablar de la larga historia del hombre, nos ocupamos del pasado de la región, los atributos de la historia no desaparecen, desde luego hay menos acontecimientos porque la historia es más corta. Si partimos de la historia regional nuestra perspectiva es necesariamente limitada, porque nuestra península estuvo prácticamente deshabitada, y por consiguiente es más poco tiempo transcurrido de nuestro desarrollo.
La historia que aquí promovemos concierne al pasado de Mexicali y de sus alrededores, pero por aislada que haya estado la Baja California a principios del siglo veinte, la historia de este lugar está enlazada con otras más historias, no menos profundas e importantes. Las raíces de nuestro pasado estuvieron enterradas en los suelos de Baja California Sur, Sonora, Estados Unidos y China, entre otros lugares, antes de florecer aquí.
Nuestra historia regional puede resultar más verdadera, y provechosa si reconocemos de un principio que lo nuestro es parte de un todo. Que detrás de la experiencia acumulada en la región están los valores, como el trabajo, el deseo de prosperar, de formar una familia, de hacer amigos, valores que fueron traídos de fuera y que conforman el perfil de nuestra cultura.
Además, contemplemos que el mundo actual está siendo transformado por la tecnología en un mundo sin fronteras. Nuestra historia se enriquecerá a medida que podamos ligar nuestro pasado con el de otros pueblos, que como nosotros son parte de la familia humana.
¿Pero de qué clase de historia hablamos? ¿De historia de México? ¿De historia del México contemporáneo? ¿De historia regional?
Una respuesta sencilla a la primera pregunta es porque nos gusta. Si partimos de la historia del hombre, el gusto por la historia puede ser porque nos habla de grandes acontecimientos que han modificado nuestra forma de vivir y pensar. Conocer la historia de la humanidad enriquece nuestras vidas, nos aporta una idea del largo caminar del hombre, así como de nuestro propio recorrido. Nos ayuda a ubicarnos en un contexto en el que estamos todos representados, aunque seamos solo una pequeña parte del total.
La historia es necesaria, pues de que otra forma podemos aquilatar nuestra existencia. ¿Cómo podemos hablar de moral?, al menos que nos sujetemos al juicio que imparte la historia de la nuestra y de otras civilizaciones. ¿En dónde queda el progreso, si nos privamos de la perspectiva histórica?
Pero si en lugar de hablar de la larga historia del hombre, nos ocupamos del pasado de la región, los atributos de la historia no desaparecen, desde luego hay menos acontecimientos porque la historia es más corta. Si partimos de la historia regional nuestra perspectiva es necesariamente limitada, porque nuestra península estuvo prácticamente deshabitada, y por consiguiente es más poco tiempo transcurrido de nuestro desarrollo.
La historia que aquí promovemos concierne al pasado de Mexicali y de sus alrededores, pero por aislada que haya estado la Baja California a principios del siglo veinte, la historia de este lugar está enlazada con otras más historias, no menos profundas e importantes. Las raíces de nuestro pasado estuvieron enterradas en los suelos de Baja California Sur, Sonora, Estados Unidos y China, entre otros lugares, antes de florecer aquí.
Nuestra historia regional puede resultar más verdadera, y provechosa si reconocemos de un principio que lo nuestro es parte de un todo. Que detrás de la experiencia acumulada en la región están los valores, como el trabajo, el deseo de prosperar, de formar una familia, de hacer amigos, valores que fueron traídos de fuera y que conforman el perfil de nuestra cultura.
Además, contemplemos que el mundo actual está siendo transformado por la tecnología en un mundo sin fronteras. Nuestra historia se enriquecerá a medida que podamos ligar nuestro pasado con el de otros pueblos, que como nosotros son parte de la familia humana.
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