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martes, 14 de abril de 2020

El Río, núm. 36

Revista de el centro de estudios sobre la universidad UABC, Revista de historia regional de Mexicali y su valle Año X , núm. 36, abril-junio de 2017, dejó la editorial que viene en la revista y el enlace a la misma. 

La historia debe contar la verdad

Si la historia es el relato de hechos pasados, la tarea de todo historiador debe ser un relato veraz. Algo
que no solo describe lo ocurrido, sino también es capaz de ser complementado con otras observaciones de manera razonable. Debemos admitir que la verdad, que añoramos todos, resiste varias interpretaciones y perspectivas, mismas que nos pueden distanciar y confrontar. Ello aconseja prudencia. También sugiere que debemos cuestionar los hechos aparentes, sin perder de vista de que éstos pueden ser legítimos. Nuestra búsqueda de la verdad histórica debe guiarnos para que todos entendamos mejor lo ocurrido y fortalecer los nexos que nos brindan un pasado compartido.
 
Las historias que ahora escribimos sobre nuestra región deben ser consideradas como aproximaciones a lo que en verdad ocurrió. Y eso no quiere decir que las preferencias personales de quienes escribimos sean más importantes que nuestra idea de lo que constituye la verdad. Pues debemos reconocer que las verdades que encierra el pasado frecuentemente resultan controversiales frente a nuestra óptica y por tanto la evaluación actual. Y eso es fácil de suceder ya que la información de que se dispone es limitada y viene acompañada de una interpretación frecuentemente sesgada.
 
Tal parece que nuestro principal avance en la historia regional es fundamentalmente darse cuenta de lo ocurrido, no particularmente proponer interpretaciones razonables de los hechos. Por su parte, reconocer los acontecimientos históricos requiere de evidencia, principalmente en forma de escritos. Muy poco se ha recurrido a la historia oral. Los escritos suelen ser: libros, artículos de revistas anteriores, periódicos de la época o manifiestos. Documentos como la correspondencia entre personajes de gobiernos anteriores son aún limitados y confinados a archivos menos accesibles. Pero por fortuna estos conductos de información se vienen ampliando, de tal forma que los datos disponibles son cada vez mayores. Ello desde luego redunda en una historia regional más completa y convincente. 
 
Las fotografías del pasado son un valioso complemento de nuestra revista. Ayudan no solo a complementar las ideas que tenemos de lo ocurrido, sino aportan imágenes que difícilmente pueden ser refutadas. Sin embargo, su uso ha estado más orientado a describir que analizar su contenido. Para su mejor provecho, estas deberán contar con observaciones específicas de su contenido, como las fechas en que fueron tomadas, los nombres de las personas involucradas, la orientación y colindancia de los lugares, etcétera. Información que rara vez acompaña a las fotografías históricas. 
 
Como es evidente la historia que escribimos depende fundamentalmente de la información a nuestro alcance. No todos contamos con la misma información, pues tampoco leemos los mismos escritos, ni siquiera compartimos nuestro propio acervo. La discusión entre nosotros debe enriquecer nuestro trabajo, así como los comentarios de nuestros lectores. 
 
Tal como en otros campos del conocimiento humano, la tecnología juega un importante papel en nuestro quehacer histórico. La computadora no solo mejora nuestra redacción de los hechos pasados, sino también hace posible la organización de mucha información. El Internet sigue siendo el mejor complemento de la computadora, pero es comprensible que requerimos asistencia técnica para sacarle más provecho. Con estas herramientas modernas nos iremos acercando a la verdad, que es nuestro compromiso, en la esperanza que más mexicanos podamos ponernos de acuerdo. 
Sergio Noriega Verdugo
 
 

 

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